Hace unas semanas participé, como ponente, en uno de los talleres del II Congreso Europeo de Voluntariado. Desde hace años que sostengo que empresas y organizaciones no lucrativas están obligadas a entenderse.
Esta afirmación, me ha costado largas y tendidas discusiones y reflexiones, tanto con personas procedentes del mundo de la empresa como personas procedentes del mundo no lucrativo. No se trata de ver quién gana a quién, ni qué sector es mejor y por qué. Se trata de ver cómo pueden complementarse, ayudarse y, porque, potenciarse.
Lo que me alaga es que hoy pueda decir que las empresas y las organizaciones no lucrativas ¡ya se están entendiendo! Múltiples ejemplos de mi vida profesional y diversos ejemplos que se vieron y comentaron a lo largo del congreso y del marketplace que se celebró avalan este hecho. Empresas y organizaciones no lucrativas pueden llegar mucho más lejos si van juntas.
Porque lo que importa es la causa, y no los protagonismos o los personalismos. Lo que importa es creer que todos, cada uno con sus capacidades, conocimientos, habilidades y recursos puede ser motor de cambio.
Empresas y organizaciones no lucrativas pueden provocar cambios positivos en muchas personas y mejorar causas. Causas que mejoran el medio ambiente, la vida de muchos colectivos con necesidades especiales o en situación de riesgo y exclusión social,… Tener clara la causa y tener la voluntad de implicarse es el primer paso para que empresas y organizaciones se sienten en la misma mesa y quieran trabajar en un mismo proyecto.
Más allá de la figura jurídica están las personas que trabajan y creen que, con un poco de ellos, pueden conseguirse grandes cosas. Empresas y organizaciones no lucrativas tienen la oportunidad de cambiar los modelos de relación que han regido hasta ahora y gestionar cambios de comportamiento que promuevan cambios positivos en el entorno.