Si, la cantidad de conferencias, charlas, mesas redondas que se organizan sobre un tema en un período de pocos meses es un indicador, diría que el Voluntariado Corporativo (VC) se está poniendo de moda, al menos, en los foros habituales.
En poco tiempo he asistido a una mesa redonda organizada por
Codespa y Boston Consulting Group, y a otra sobre el mismo tema organizado por la
Fundación Corresponsables. Y el próximo jueves se presenta un estudio sobre “El estado del voluntariado corporativo en España” promovido por El Club de Excelencia en Sostenibilidad y la Fundación Adecco junto a Valores & Marketing como asesores del mismo.
No hablaré en este post de los enormes beneficios que el VC puede comportar para la empresa, para los empleados, para las organizaciones no lucrativas y para la sociedad. Son tantos que necesitaría más tiempo y espacio para desarrollarlo. Pero si se considera necesario insistir en ello le dedicaremos otro espacio.
En este post quisiera centrarme en una pregunta surgida en las mesas redondas en que participé:¿ Cómo vemos la situación del voluntariado corporativo en nuestro país? Mi respuesta fue ponerle una edad o dicho de otro modo, identificarlo con un momento vital que lo represente. Para mí, el VC está en plena adolescencia. Daré mis argumentos:
- El adolescente se come el mundo. Cuando hablamos y explicamos las buenas prácticas y los ejemplos de éxito, parece que estamos consiguiendo enormes resultados medidos en muchos casos en base al número de participantes en la actividad propuesta. Todo y que en “petit comité” algunos te comentan que se esperaban más participación de los empleados. No obstante, y sin menos preciar las acciones de VC emprendidas, de momento, están consiguiendo todavía pequeños resultados, no ya en términos de participación de los empleados que es un indicador pero no el único, sino en términos de colaboración con la sociedad civil y en términos de impacto que la propia actividad genera para la empresa y para la organización. Falta rodaje, falta encontrar el proyecto adecuado a mi empresa y mi equipo, falta más tiempo mutuo entre empresas y organizaciones para poder sacar más partido a la colaboración y alcanzar una madurez.
- El adolescente se cree que lo sabe todo. Las primeras iniciativas de VC llegaron a España de la mano de empresas americanas con bastantes años de experiencia en estas lides. Empresas como Levis Strauss o Marc & Spencer son algunas de las primeras en poner en marcha estos programas hace ahora más de diez años. Les siguieron empresas como Timberland e IBM. Y justo después aparecen las primeras grandes compañías españolas: Telefónica, Iberdrola, BBVA, La Caixa. Pero todavía la trayectoria es pequeña y estamos en proceso de aprendizaje y construcción de herramientas para su gestión e implicación, desarrollo de indicadores y medición del impacto que dichas actividades generan tanto hacia dentro de la empresa como hacia fuera en la sociedad, y en este terreno todavía falta mucho por analizar, medir y aprender.
- El adolescente, “solo puede con todo”. Por suerte, para desarrollar programas de VC que funcionen de verdad hace falta la colaboración entre empresas y organizaciones no lucrativas. Y es una suerte, porque eso le da legitimidad y capacidad de generación de impacto verdadero. Pero a su vez, en estos momentos es todavía un cierto freno. Unos y otros deben aprender del otro, de sus ritmos, de sus necesidades, de sus inquietudes y de sus miedos. Y eso requiere paciencia y tiempo para que unos y otros encajen las necesidades, para que todos ganen y, en definitiva, gane la sociedad, que no nos olvidemos es el objetivo último.
En resumen, el VC en nuestro país está en el buen camino. Está siguiendo su proceso de crecimiento. Pero está en una etapa crucial para pasar de la adolescencia a la madurez sin perdernos por el camino. Por eso, debemos estar muy vigilantes y analizar muy bien y con espíritu crítico que estamos haciendo para que el VC sea adulto con sentido de la responsabilidad. De lo que desde cada empresa y organización hagamos depende que así sea.